El fin de semana del 23, 24 y 25 de septiembre de 2011, tuvimos la dicha de inaugurar en Barcelona unos encuentros, muy necesarios en la ciudad condal. Se trata de los encuentros terapéuticos de “LA VIÑA DE RAQUEL”, destinados a personas que deben enfrentar el dolor y la pena infinita de haber abortado un bebé.  
En principio, el encuentro, debía haberse realizado el fin de semana siguiente, pero lo tuvimos que adelantar porque una de las personas que quería asistir, no podía si no era en estas fechas. Nadie cayó en la cuenta de un detalle hermoso, que iba ser el motivo de escribir esta reseña.


Comenzó todo muy bien, tras varios días de mucho trabajo, pues estos encuentros se preparan con mucho detalle, para ofrecer a los participantes un ambiente acogedor y la preparación necesaria para ser atendidos como merecen. Se tuvo la primera charla y tras ella la cena. Durante la misma, empezamos a escuchar “tenoras y tibles”, instrumentos de viento típicos de Cataluña. Pregunté a las personas que compartíamos la mesa, que qué era ese jolgorio, y una de las participantes exclamó:  ¡Montse, las fiestas de la Merced! Dije: ¡claroooooooo! ¡es cierto, mañana es la fiesta de la patrona de Barcelonaaaa! (Con tanto ajetreo ni me di cuenta de este "gran" detalle)
Continuamos cenando, y finalizó el primer dia tras algunos ejercicios que se realizaron después.
Estaba durmiendo, y me desperté de repente. Una luz se hizo en mí en un momento: ¡acababa de entender en un instante la relación de fechas para el retiro! ¡Nuestra Señora de la Merced fue la que quiso que los encuentros en su ciudad, empezaran precisamente un sábado, 24 de septiembre! También comprendí la relación tan grande que hay entre Nuestra Madre de la Merced y los encuentros de “La Viña de Raquel”, pues abrió mis ojos del alma para captar que ella, redentora de cautivos, quería presidir esta misión de sanación de la cautividad del espíritu. Una alegría insólita llenó mi alma. Aquello no era por casualidad, aquello tenía un significado muy hermoso, que también captaron las monjitas que nos alojaban y que me comentaron que en las Laudes de aquella mañana, ellas entendieron lo que yo comprendí de repente al despertar.
El retiro fue estupendamente bien. Las asistentes sintieron el amor y la misericordia de un Dios que nos ama y que perdona todos los pecados:  ” Venid ahora, y razonemos --dice el SEÑOR-- aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán.”
(Isaías 1:18)

Gracias inmensas al Señor, por habernos permitido compartir un fin de semana maravilloso, donde el crecimiento y la conversión no son solo para los participantes. También aquellos que nos encargamos de preparar con amor esta “joya de sanación del espíritu que Dios ha suscitado en estos tiempos” recibimos mil veces más de lo que entregamos, pues también es una restauración personal en nuestras vidas y un gozo enorme ver el regreso de tantos “hijos pródigos”.

Montserrat Sanmartí
Delegada de No Más Silencio en Cataluña.